La Sustancia Un análisis de la película desde la lente del narcisismo
05 de Noviembre del 2024
La Sustancia, una película que invita a múltiples interpretaciones, puede entenderse desde diversas perspectivas. Una de las lecturas más relevantes es la que la vincula con el conocido mito de “venderle el alma al diablo” en la lucha por evitar el envejecimiento. Este tema, que ha sido explorado en distintas obras, se presenta aquí con una intensidad perturbadora: la obsesión por la juventud y la eterna belleza, dispuestas a cualquier precio.
Otro ángulo interesante es la representación de las adicciones y el síndrome de abstinencia. Al cruzar esa puerta hacia el deseo de la perfección física, parece que la protagonista firma una condena irrevocable, una caída en la que ya no es posible regresar a la "normalidad". Esta perspectiva ofrece una reflexión profunda sobre los límites del cuerpo y la mente, y sobre cómo el deseo incontrolable de escapar al paso del tiempo puede sumir a las personas en un círculo vicioso sin retorno.
La película también remite a la figura arquetípica de la madrastra de Blancanieves, quien, según el cuento, es una mujer tan obsesionada con su belleza que no duda en eliminar a su propia hija adoptiva para seguir siendo la más bella. Esta historia, cargada de simbolismos sobre el envejecimiento y la juventud, se conecta perfectamente con los temas explorados en la película: la lucha entre la belleza superficial, representada por un falso self (adaptación defensiva que una persona crea en respuesta a las presiones de un entorno más o menos privativo en la infancia), y el paso inexorable del tiempo.
En un momento clave de La Sustancia, la protagonista aparece con un vestido azul y una fotografía de sí misma sonriendo, de lo que era, una imagen que subraya el contraste entre la juventud idealizada y la realidad del envejecimiento. Los sueños en los que se caen los dientes, que son típicos de muchas personas, evocan una sensación de angustia: son símbolos de la pérdida de funciones físicas y, por extensión, de la fragilidad humana frente al paso del tiempo.
A través de un enfoque psicoanalítico, podemos interpretar que la protagonista recurre al mecanismo de la escisión psicológica: una división interna en la que coexisten dos personalidades contradictorias. Por un lado, se ama a sí misma, deseando mantener la juventud a toda costa; por otro, se odia, ya que esa misma juventud es insostenible y su inevitable desaparición la llena de desesperación. En este contexto, el envejecimiento es proyectado como una faceta negativa, casi monstruosa, de sí misma, lo que da lugar a una forma de autoenvidia. Este fenómeno de "auto-odio" refleja cómo la protagonista se ve a sí misma como un sujeto externo que debe ser combatido y eliminado para seguir siendo aceptada en el mundo.
Es fascinante observar cómo, al final, la película parece ofrecer una metáfora de la inevitable transición de Demi Moore, quien interpreta a la protagonista. En este sentido, ella no solo representa el conflicto de su personaje en la pantalla, sino que también se convierte en un reflejo de las luchas personales de la actriz misma: la joven que envejece. ¿Cómo lidiará ella con su propio paso del tiempo, tanto consciente como inconscientemente? Solo el futuro lo dirá, pero lo cierto es que la industria del cine tiene ejemplos de actores que logran hacer frente al envejecimiento, no ocultándolo, sino adaptándose a él, asumiendo roles que abarcan todas las etapas de la vida.
En resumen, La Sustancia no solo es un filme sobre la obsesión por la juventud, sino también una reflexión profunda sobre la identidad, el deseo, el envejecimiento y la lucha interna que todos enfrentamos al reconocer nuestra mortalidad.
Villagrán y Asociados, S.A. de C.V.
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